Querido diario:
Fui una bebé deseada en un matrimonio católico. Saqué el mejor promedio de bachillerato en mi colegio, obtuve mi licenciatura. La vida simplemente me abría puertas. Sin necesidad de favores obtuve una plaza en propiedad.
Me casé, compré casa, compré carro, pedimos bebé y antes de cumplir 30 años tenía todo esto que la sociedad describe como éxito.
Estaba agradecida, pero no saboreaba la autorrealización, me sentía culpable por desear más, por no valorar mi posición de privilegio.
Un día mientras amamantaba a mi hijo, en el silencio de mi casa tuve la claridad para reconocer que todas estas oportunidades llegaron a mi sin pedirlo, sin cuestionarlo, pero ahora eran herramientas para ayudar a quienes no tuvieron esa posibilidad.
No puedo cambiar muchas realidades, pero me gustaría intentarlo. Me di cuenta de que no estoy obligada a cumplir expectativas ajenas y no es obligatorio ponerle un check a todas las metas antes de los 30.
Elegí escucharme y callar el ruido del mundo, hoy puedo hacer una gran lista de cosas que no quiero y encontré pasión por cuidar mis 3 casas: mi cuerpo, mi familia y el planeta Tierra. Cuido con amor cada una y trato de transmitirlo a mi hijo, no con dogmas sino con acciones diaria.
Como maestra y mamá veo cada día la importancia de una educación para la vida; no el sistema que dice haga esto y no haga aquello, sino la que se imita al ver algo tan lindo que se interioriza. Ese aprendizaje que dibuja en los niños de la escuela una sonrisa cuando se apropian del conocimiento y saben cómo utilizarlo. Como cuando unos ojitos de 2 años me dicen cada vez que ven una semilla ¡Mamá vamos a sembrarla!
Creo que es posible educar para encontrar felicidad y un día me puse a pensar cómo podría cultivar en otros papás la magia de aprender haciendo, entonces abrí este espacio de @dellibroalarealidad, con ideas para jugar, llevar una vida que no destruye nuestra casa común, simplificar tareas del hogar y tener más tiempo para vivir.
Es mi contribución para crear armonía y no lo hago para llenar una expectativa ajena, lo hago para honrar lo afortunada que soy.

MARÍA