Mi depresión, mi bendición

Querido diario:

Tantos meses sin escribir, porque mi felicidad ha sido tanta por ver a mis dos hijas crecer y al mismo tiempo sucede que en medio de tanto dolor en el mundo me es difícil en ocasiones no sentirme golpeado.

Desearía con todas mis fuerzas que cada niño y cada adulto conozca y goce al menos por un instante del amor, respeto y apoyo incondicional de una familia, de alguien que los ame. Desearía que cada niño y adulto mayor goce de salud y amor sin control de sus padres y familiares, de un abrazo cálido en las noches de frío, de un beso en la mejilla mientras duerme.

Orgullosamente soy paciente de depresión desde hace más de 20 años. Lo cuento para derribar tabúes. Sé y respeto que a muchos les pudiera dar pena aceptar este tipo de condición, el qué dirán muchas veces golpea como una fuerte ola en el mar.

Yo lo expreso porque con o sin depresión para mí todos somos invencibles si nos proponemos salir adelante, si tomamos la valiente solicitud de reconocernos humanos frágiles y buscar ayuda profesional y luchar contra nuestros miedos. Lo expreso para acompañar a quién lo padece.

Hay días de sol y días de lluvia, pero ¿Qué planta no requiere de lluvia para vivir y crecer aún más fuerte?

Una de las cosas más hermosa que he visto es la luz en medio de la oscuridad. Mi familia es mi luz, es mi estrella fugaz por las noches.

Una frase decía algo así como que la melodía de un piano requiere tanto de las teclas blancas, como las negras, no hay una mejor que otra, simplemente son distintas.

Viviendo en plena pandemia me puse a pensar en todos aquellos que necesitan un abrazo, una palabra de ánimo de amor. Hace dos meses perdí un amigo por esta condición, quien en ocasiones pensó que la ayuda era para los débiles.

A mí me encanta compartir esto porque muchos podrán pensar, eso es muy personal no lo compartas, y en mi corazón solo siento, hazlo, alguien te leerá.

Hoy escribo porque tal vez nadie te lo haya dicho, pero te quiero vivo, te quiero saludable. Te escribo para decirte que eres valioso e importante y hay un mundo de oportunidades. Te escribo porque la vida es tan fugaz como una estrella que dibuja la noche oscura. Permítenos seguir disfrutando de tu luz.

Quizás no te conozco, pero desde ya eres importante para mí, imagínate lo importante que eres para quienes tienen la bendición de conocerte. Hoy disfrutaré sea que llueva o haga sol, así lo decidí, así lo merezco, y sabes qué, mi familia también.

Nos vemos en el camino.

OQUI

Autor: Querido diario

Un refugio de conexión humana.

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