¿Qué es el Storytelling?

¿Cómo llegó el storytelling a mi vida?

La profesora nos asignó un trabajo de investigación en parejas. Mi compañero y yo debíamos hablar sobre cómo los seres humanos exploramos nuestro lado artístico desde pequeños.

Durante la investigación encontré una imagen muy graciosa. Una niña con la crayola en mano y una gran sonrisa y lo que parece ser su hermanito bebé con su cara rayada. De inmediato me vi con mi hermana menor a la que tomaba por conejillo de indias.

Ese día yo empecé la presentación y lo primero que hice fue mostrar la imagen y contar esa divertida anécdota. Algunos rieron y otros hicieron una mueca, pero en cuanto vi que la clase me estaba prestando atención, incluida a la profesora, me sentí con más confianza y los introduje al tema. Me resultó sencillo porque esa experiencia de rayar paredes y a mi hermana menor, fue lo que me hizo entender que es gracias al juego que podemos conocernos a nosotros mismos e interactuar con otros de forma orgánica.

Terminé mi parte y le di el pase al compañero para que concluyera la presentación. Él dijo exactamente lo que habíamos acordado y se apoyó en el material que teníamos. Al finalizar la profesora debía darnos retroalimentación en frente de toda la clase y dijo: empezaron muy bien, pero luego se perdieron. Yo quedé boquiabierta porque no entendía en qué parte nos perdimos o que hicimos tan mal. Yo no me quedé con la duda y al finalizar la clase me acerqué a la profesora y le dije: Disculpe, pero no le entendí, me gustaría que me aclare qué fue lo que hicimos mal. Ella me contestó: no sé si se dio cuenta, pero usted cautivó a la clase con la anécdota de su infancia y en cuanto le diste el pase al compañero, él lo que hizo fue leer y repetir teoría que cualquiera puede encontrar en libros o en internet y justo ahí toda la clase se distrajo y entre ver el celular y el techo, ya no siguieron con su presentación.

Lo que pensé en ese momento fue: bueno yo suelo ser un tanto payasa cuando me siento en confianza y a lo mejor el compañero no se sentía tan a gusto para seguirme el juego. En fin, salí del salón y me dirigía a los baños y me encontré a otra compañera que en cuanto me vio me dijo ¡ay me encantó como presentaste, esa historia que contaste de tu hermana así fue tal cual mi infancia, me identifiqué!

Yo me alegré mucho, pero seguía creyendo que solo fui graciosa.

Años más tarde, gracias al show de Candelilla Club me involucré en el mundo del storyelling. Me atrapó por completo y quise explorarlo más. Pero, no fue hasta meses después que, gracias a mi osadía de abrir mi propio blog, busqué ayuda profesional y así fue como encontré a Yajaira, una ingeniosa creadora de contenidos y marketing, que me ayudó a poner en orden la casa.

Justo ahí volviendo a ser niña para explorar un juego super divertido entendí que, aquel día en el que hacía una tarea de la universidad, fue mi verdadero debut como storyteller.

Puede que de manera empírica haya iniciado este proyecto, pero en realidad es algo que es parte de mi naturaleza y por eso creo que cualquiera que se proponga divertirse, explorar y dispuesto a mostrar vulnerabilidad con una historia es capaz de conectar, de crear puentes y de construir una comunidad empática.

El ingrediente estrella del Storytelling: la empatía

Contar una historia personal, es un gran riesgo. Sí, quedamos expuestos de alguna forma, pero también desde mi punto de vista, no hay nada más hermoso que ser auténticamente humanos.

Más allá de ser una increíble técnica de marketing que permite simplificar mensajes complejos, para mí la mayor ganancia que obtuve gracias al storytelling es afianzar mi voz, dar un mensaje más contundente y claro entretener a otros.

Hay muchas teorías acerca del tema de la empatía, de cómo se debe emplear, pero mi favorita es esta hermosa narración de la Dra. Brené Brown.